En el artículo "Ventajas de las cosas a medio hacer" (1834), Larra dice que en España las cosas decisivas nunca se hacen radicalmente, es decir, de una vez para siempre. De ahí ese eterno tejer y destejer, ese permanente viaje del liberalismo al absolutismo, del absolutismo al liberalismo, sin que en realidad cambien las estructuras. En España nada pasa de moda, nada se transforma, nada envejece, porque nada vive.