Los cenotes, se caracterizan por tener circulación acuífera constante proveniente del manto freático derivado de las lluvias, y aunque mucho se ha hablado con respecto a que estos cuerpos de agua poseen corrientes capaces de absorber a quien se encuentre inmerso en sus aguas, en el presente sabemos que esto no corresponde a la realidad, pues el movimiento es comúnmente imperceptible, y la gente que experimenta un accidente en estas cavidades, es generalmente por falta de pericia, precaución o seguridad, pues las estadísticas nos han demostrado que la gente que se ha ahogado en un cenote es comúnmente por tres razones: por falta de entrenamiento en el nado, por exceso de confianza, o por congestión alcohólica; aunque ocasionalmente es una combinación de esos factores.